Los gatos de campo disfrutan de una vida más libre y activa, pero esa independencia también implica ciertos riesgos y cuidados especiales. A diferencia de los gatos domésticos, pasan gran parte del tiempo al aire libre, por lo que están expuestos a parásitos, accidentes y enfermedades contagiosas. Mantener sus vacunas y desparasitaciones al día es esencial para protegerlos frente a virus como la leucemia felina o el calicivirus, además de pulgas, garrapatas y lombrices intestinales.
Otro aspecto fundamental es la esterilización, que ayuda a evitar camadas no deseadas y reduce conductas territoriales o de pelea, comunes en gatos que viven en libertad. También conviene ofrecerles un refugio seco y resguardado donde puedan descansar y protegerse del frío o la lluvia, sobre todo en invierno.
La alimentación debe ser equilibrada, con pienso de calidad y agua fresca siempre disponible. Aunque cacen pequeños animales, esa dieta no cubre todas sus necesidades nutricionales. Finalmente, es recomendable una revisión veterinaria periódica para detectar a tiempo cualquier problema de salud.
Con los cuidados adecuados, un gato de campo puede disfrutar de una vida larga, activa y feliz, combinando lo mejor de la naturaleza con la seguridad que solo la atención responsable puede ofrecer.

